Otra vez ha vuelto a ocurrir, esta vez ha sido en Guadalajara, en una piscifactoría. Cuatro trabajadores han muerto debido al desplazamiento del oxígeno por culpa de emanación de gases. El "modus operandi" es el mismo que en anteriores accidentes, un primer trabajador baja a la fosa séptica a realizar trabajos sin ningún control, en las tareas emanan gases que desplazan el oxígeno (o eso parece, ya que el caso está en investigación), a partir de ahí comienza la desinformación, la cadena, otro trabajador baja al ver que no sale su compañero y también muere por el mismo motivo,... y así hasta cuatro trabajadores de la misma família.

Ya no estamos en los tiempos del canario de la mina, pero estos casos te hacen pensar si realmente hemos avanzado en algo. La confianza y la falta de información matan. Los espacios confinados no tienen por qué ser lugares oscuros, cerrados, subterráneos, basta una arqueta de registro a dos palmos por debajo del nivel del suelo, o un filtro de mangas en una torre de molturación de piedra en un tercer piso.

Como prevencionista es una de las primeras cosas que miro de buscar e informar en las empresas; informar es la clave, y luego obligar a crear un protocolo de trabajo para entrar (si realmente es necesario entrar) en estos espacios.

El canario salvó vidas, ahora existen más medios aunque no lo parezca. ROMPAMOS LA CADENA! Si nuestro compañero de trabajo no sale de este sitio, no nos hagamos el Superman o la Catwoman, NO ENTREMOS! avisemos a los responsables de seguridad, consultemos lo que nos podemos encontrar, que la gente que entre esté preparada y formada para ello. Más vale eso que noticias como la de Guadalajara.